En efecto, la controversia entre las posturas realistas e idealistas se inicia con la definición de "hombre" que sustenta cada una.
El idealismo tiene una concepción estrecha: considera que el humano es el centro y el eje del mundo.
El Realismo no; considera que hay otras entidades con inteligencia, voluntad y decisión. ¿Quiénes son ellas? Todavía nos resulta una incógnita. Algunos, que Dios, otros, que los Espíritus. No sabemos. De hecho la Luna y el Sol son entidades reguladoras fundamentales. La Madre Tierra es una entidad determinante. Y luego están los ríos, las montañas, los vientos. Los animales, las plantas. Pero hay muchas más; también se podrían mencionar las entidades negativas, como los demonios. Para convocar o contrarrestar a todos ellos habría rituales específicos.
El realismo genera una actitud de obediencia, humildad, mística y recogimiento.
La postura idealista en cambio es la madre de toda prepotencia y avasallamiento.
Hoy en día está instaurado el "Idealismo" como fundamento filosófico, o sea, es muy importante el individuo, lo que hace, lo que piensa, lo que cree, por encima de todo lo demás. En nada es posible imponer un "debe ser". Rige por sobre todo un principio de Libertad y derecho a tomar decisiones.
En las culturas del pasado el fundamento filosófico era el "Realismo".
Realismo e Idealismo son lógica, jurídica y moralmente contrapuestos. Pareciera aquí que antes regía la esclavitud, el autoritarismo a ultranza, el dominio de unos sobre otros y una muy fuerte jerarquización social.
Lo único importante es que las pinturas rupestres fueron hechas bajo la ley del Realismo, entonces, bajo la mirada del Idealismo de hoy nos resultan incomprensibles. En ningún caso hay cazadores de arco y flecha correteando por ahí, pero eso es lo que pareciera que se ve.
Los pensadores idealistas encontraron en general conceptos abstractos que trascienden el idealismo (o sea, la producción individual).